El oro brocado en los festones
devora la luz que se avecina
los mármoles sobrios son jirones
de cábala y sombra mortecina
Banquete extrañísimo. La estancia
convoca los fríos conjurados
rumoran los ángeles posados
sobre la fuente de voraz fragancia
Se extienden bajo el ala de la ausencia
los hijos prodigiosos del orfebre
los vanos esplendores de la grana
Derrámanse con tal magnificencia
que a solo dos respiros de la fiebre
se salva su pavor en porcelana
Imagen: Margarita García Alonso