De las primeras ENSEÑANZAS
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Escucha atentamente el ave de madera donde el maestro crea una Montaña. Ai Jin descubre el Qin . Cinco cuerdas de seda y la encantada persistencia de sus cinco sonidos. Le entran como el himno de un río, y promesa de fuego en la lengua que le hace ver un bosque donde se sienta a jugar el sol. La dulce tierra del oro del aliento. Quiere tocar las cuerdas donde los sabios aman la sutileza.