He tenido tantos rostros, Aloyahé, ¿cómo me reconoces?
¿Y cómo muestras posibles columnas sobre la paz del lago?
Pilar y dintel, entiendo cómo el mundo descansa sobre tu espalda, de tierra y agua yo,
un rostro familiar naciendo entre tus manos.
∞
Tú que preguntas por los símbolos, tú que no quieres adelantar un remo sin sentido,
bien puedes alejarte.
Cierta dosis de abandono, alguna que otra ausencia de estrellas, es suficiente
para encontrar otra joya en un arcón aparentemente agotado.
Marca la distancia como un círculo, perfecto en el recuerdo de cada transformación.
Todo Aloyahé, todo es una cuestión del tiempo.